El canto del Pico.





Se debe a un proyecto personal de José María del Palacio y Abárzuza, conde de las Almenas, en el que no intervino ningún arquitecto. Las obras fueron realizadas por maestros canteros de la zona y se extendieron desde 1920 hasta 1922.
La tradición afirma que el aristócrata eligió su emplazamiento por recomendaciones médicas, pues se creía que el lugar poseía fuertes concentraciones de rayos ultravioleta, supuestamente beneficiosos para la salud.



Por el palacio han desfilado numerosas personalidades históricas. En él falleció el estadista Antonio Maura (1853-1925), que residía en una mansión cercana, denominada El Pendolero. En una de sus visitas al lugar, murió repentinamente mientras descendía por unas escaleras, según se recoge en una placa conmemorativa, instalada en el interior del edificio (Bajando por esta escalera, ascendió al cielo don Antonio Maura).


Durante la Guerra Civil española, el Canto del Pico fue sede del Mando Militar Republicano y sirvió de cuartel a Indalecio Prieto (1883-1962) y al General Miaja (1878-1958), quienes dirigieron desde allí la Batalla de Brunete.
(Foto 1937)
Finalizada la contienda, su propietario, el conde de las Almenas, regaló la finca y el palacio a Francisco Franco Bahamonde (1892-1975), que lo utilizaba como refugio cuando los servicios de información del régimen alertaban sobre la posibilidad de algún atentado. También acudía a la finca como lugar de recreo, donde llegó a crear una granja de ovejas, gallinas y abejas, que cuidaba en colaboración con el guarda.


Tras la muerte de Franco, la propiedad pasó a sus herederos. Su nieta, María del Mar Martínez-Bordiú, Merry, y el periodista Jimmy Giménez-Arnau, fijaron allí su residencia a finales de los años 70 del siglo XX, después de contraer matrimonio.
En las décadas de los 80 y 90 del citado siglo, el palacio quedó en el abandono y fueron frecuentes los actos vandálicos y de rapiña.



















Queda prohibido el uso de las fotografías sin mi expreso consentimiento.

2 Comments

  1. Estos herederos de Franco no tienen vergüenza, con la de dinero que tienen y mira como tienen este edificio ya les vale. Ojala el estado les quitase todas sus propiedades heredadas de su abuelo el dictador.

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